Crecer saludable(mente)

Garantizar la buena salud, incluyendo la salud mental de niños, niñas y adolescentes, es una prioridad para cualquier sociedad democrática. La pandemia nos ha mostrado cómo de fácil es que nuestra salud física y mental se vea afectada de manera repentina, y la importancia de contar con un buen sistema público que dé respuesta a las necesidades de la población.


Aunque el coronavirus ha afectado menos a niños, niñas y adolescentes a nivel epidemiológico, son ellos los que han sufrido gran parte de sus consecuencias. Encerrados varios meses en casa y sin poder ir a la escuela, muchos de ellos han convivido también con la angustia de que aquellos que les cuidan enfermasen o perdiesen el trabajo durante la pandemia.

«Los adolescentes no somos
seres felices y llenos de
energía. Los adolescentes
también estamos mal».
— Chica, 17 años, Madrid.


Por eso nos preguntamos qué efecto puede haber tenido la COVID-19 en la salud mental de niños, niñas y adolescentes, en comparación con su estado antes de la llegada de la pandemia. Los trastornos mentales y de comportamiento no han llegado con el virus.


No existen todavía datos oficiales, pero desde Save the Children hemos realizado una nueva encuesta, de las primeras que analizan qué ha ocurrido durante la pandemia, para poder entender el alcance de su impacto en la salud mental de niños, niñas y adolescentes.


Utilizando las mismas preguntas que se hacen en la Encuesta Nacional de Salud (ENS), podemos comparar los cambios que se han producido por la crisis de la COVID-19.


El desenlace más dramático del sufrimiento emocional de niños, niñas y adolescentes es el suicidio. Analizamos, a partir de nuestra encuesta, el efecto que ha podido tener la pandemia sobre los pensamientos suicidas. Los diagnósticos y los casos de suicido son solo la punta del iceberg de los problemas de salud mental en niños, niñas y adolescentes. Demasiadas veces, la detección se produce cuando el problema ya está muy avanzado o es incluso demasiado tarde. El pensamiento suicida no es fácil de contar, ni de escuchar. Por lo tanto, es probable que muchas familias no conozcan lo que está sucediendo hasta que se produce un daño grave o, incluso, irreversible.


Por esta razón es importante contar con un sistema público que permita la detección y el acceso a la salud mental a los niños, niñas y adolescentes, y especialmente a aquellos que se encuentren en situación más vulnerable.


Analizamos los principales retos de nuestro sistema, proponiendo recomendaciones y buenas prácticas para que la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes no deje de estar en el foco público una vez pase la pandemia.

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https://ampalasallebuenpastor.es/wp-content/uploads/2022/01/Informe_Crecer_saludablemente_DIC_2021.pdf